El concepto de energía es uno de los más importantes en nuestra vida diaria. Está presente al tomarnos una taza de café en la mañana, cuando conectamos un dispositivo a la red para poder usarlo o cuando cargamos con combustible nuestro sistema de transporte. Los objetos mismos que nos rodean son materia que requirió energía para poder ser transformada en lo que conocemos. Y gracias a la lectura de las propiedades de dicha materia el humano ha podido descubrir y demostrar los diferentes tipos de energía.

La energía puede pasar de una forma a otra, según la ley de conservación: “…cuando la energía cambia de una forma a otra, su cantidad total permanece igual…”. Esta ley señala que aunque la forma de la energía cambie, si un objeto (o sistema) pierde energía, la misma cantidad de energía aparece en otro objeto o alrededores.

Ejemplo:

El objetivo de una bombilla es transformar la energía eléctrica en energía lumínica, en iluminación, no en calor. Al calor generado por la bombilla se le llama pérdidas.

Es allí cuando la palabra eficiencia toma fuerza, ya que, enfocados en disminuir las pérdidas generadas en la operación de los sistemas, se encuentran formas concretas de sostenibilidad. ¿Conoces prácticas de eficiencia energética que quieras compartir con nosotros? ¡Escríbenos! blog@ecolumen.net.